“¿Ryan?”

Eloise había renunciado a la alta sociedad debido a una enfermedad desconocida y misteriosa, y había elegido vivir en la campiña de Feltham. Adoraba este lugar tranquilo y abierto, con su aire fresco, lejos del bullicio de la ciudad.

Un día, un nuevo supervisor llegó a Blissbury Manor, la finca administrada por su padre.

Llevaba el mismo nombre que el teniente coronel Ryan Wilgrave, el hombre al que ella había admirado durante mucho tiempo y al que había anhelado en secreto.

Pero este Ryan no se parecía en nada al que ella había soñado.

El hombre miró a Eloise con puro desdén.

—Así que no eres solo un ladrón, sino un depravado y lujurioso. ¿Disfrutas pasando tus noches solitarias con este tipo de cuadros?

En sus manos había un cuadro desnudo, ¡modelado a partir del rostro del retrato de Ryan Wilgrave!

Eloise estaba segura. Por su aspecto desaliñado, sus palabras vulgares y su flagrante falta de respeto hacia las mujeres, este hombre no era más que un sinvergüenza que se había infiltrado en Blissbury con malas intenciones.

¡Si no, entonces era una absoluta desgracia de desertor!

—Veo que nunca has conocido a la modelo, señorita Eloise.

Mirando hacia abajo, sonrió.

«No es tan pequeño.»

Su primer encuentro fue, sin duda, el peor.